jueves, 1 de febrero de 2024

 Nuevo Leon 200 años

Poder compartir la grandeza de Nuevo León por medio de la obra de Federico Cantú, así como su aportación en el arte universal.

 

Dicha muestra nos permite acercarnos a su legado que transita con técnicas que van desde el arte Monumental, la escultura, la pintura de caballete y la gráfica.  





Federico Cantú Garza 1907-1989

 

“Cuando cumplí catorce años, sentí el ansia de París. Los libros de mi madre y las novelas románticas con teatro en la Ciudad Luz, me alucinaron; me seduje- ron al grado de convertir en obsesión lo que en un momento fue embriaguez espiritual.”

 

De Federico podemos apreciar su gran dominio en extensa variedad de técnicas, y temáticas, que pasan por el arte histórico, bíblico, mitológico y clásico; dibujo, buril, pintura mural y de caballete escultura y relieve. Todos ellos llevado de manera magistral, nos permiten leer el nivel intelectual de su creación.

 

Si bien Alfonso Reyes lo describe como hijo de si mismo , la obra de Federico la inicia con su maestro Ramos Martinez , mismo que lo entusiasma para vivir  junto con los mas grandes maestros en Paris (1924-1934 ) a su regreso nuestro Ulises de Cadereyta se une al grupo de la GAM ( Galeria de Arte Mexicano ) y ya en 1937 expone en los principales Museos de Los Estados Unidos de America y decide radicar en Nueva York  de 1938-41 , a su regreso   inicia una carrera de monumentalidad tanto en pintura al fresco como en relieve mural que como dice Federico “ el grabado es mi obra es el boceto en del relieve mural”.

 

Aparentemente Federico Cantú es sólo un nombre en la plástica nacional. Si aseguráramos que una de sus obras es más conocida que cualquier obra de Orozco, Rivera, Tamayo, o cualquier otro pintor, campearía el sarcasmo. ¿Quién de todos los mexicanos no se reconoce, quién no se acuna, quién no reposa en la monumentalidad de una madre amamantando a su hijo, escoltados, los dos, por las alas desplegadas del águila, en la escena asentada sobre las siglas IMSS?.

 

El desconocimiento, nos ha privado del orgullo de saber que el emblema de esta querida, mexicanísima madre, es obra del regio- montano Federico Cantú.

 

Al final: Su vida como pintor y escultor, su vida entera, ha sido honesta y ejemplar, ha realizado tanto como ha querido. Y viene lo dicho por Romain Rolland a propósito de Händel: “Es como un océano inmenso al que todos los ríos del universo no podrán calmar la sed ni turbar la serenidad”.

 

Adolfo Cantú 

 




 

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